México en llamas

* La toma de casetas y bloqueos de gasolineras contrastaban con el método de los que robaron: las primeras, casi todas pacíficas y encabezadas por ciudadanos y organizaciones y por otra los asaltos a centros comerciales dirigidas por embozados de disciplina castrense mostraron que la perversidad del Estado no ha encontrado su límite.

 

Félix Santana Ángeles

Toluca, México; 4 de enero del 2017. En su cuenta de twitter el secretario general de Gobierno del Estado de México, José Manzur, continúa su campaña personal para competir como candidato para la gubernatura enviando felicitaciones y abrazos y la página web del Estado brinda recomendaciones para la temporada invernal. El Ejecutivo mexiquense, el priista Eruviel Ávila registró su última actividad en redes sociales el 26 de diciembre de 2016, a las 13:31 anunciando el retiro de escombros por la explosión del mercado de San Pablito en Tultepec, antes de reaparecer en Panamá, el 3 de enero del 2017, firmando con sus pares “lazos culturales y turísticos entre sus territorios”.

En estos 10 días de ausencia gubernamental y bajo el grito de “fuera Peña” y “no más gasolinazos”, el Estado de México inició el 2017 en medio de una grave crisis social por el aumento de la gasolina, la cual se ha manifestado con bloqueos carreteros en vialidades primarias la entidad, saqueos de tiendas de conveniencia, centros comerciales, tomas violentas de gasolineras e intentos por incendiarlas, traslado clandestino de combustibles, retención de pipas propiedad de Pemex y actos vandálicos contra unidades del Mexibús.

De acuerdo con reportes oficiales de la Comisión Nacional de Seguridad Pública, la irritación popular ha bloqueado, en dos días, 41 vialidades: 22 carreteras el 2 de enero y 19 autopistas el día 3, afectando a 16 estados de la república, de las cuales los mexiquenses molestos tomaron las carreteras México-Toluca, Toluca-Naucalpan, México-Querétaro, Lechería-Chamapa, Santa Bárbara-Izúcar de Matamoros, México-Pachuca y Texcoco-Ecatepec.

Adicional a los bloqueos se registró una serie de protestas como la de San Francisco Zacango, municipio de Acolman donde los inconformes destruyeron una patrulla municipal y tomaron la estación de servicio de gasolina 11086, regalando el combustible en protesta. Por su parte, en Chiconcuac, detuvieron un camión que transportaba material de construcción pero también trasladaba clandestinamente 11 mil litros de diésel.

En el municipio de donde es originario el gobernador, los vecinos de Santo Tomás y Santa María Chiconautla en Ecatepec detuvieron una pipa de Pemex y regalaron su contenido, sin embargo, en medio de las protestas y bloqueos carreteros, manifestantes vandalizaron 11 unidades de las cuales a cinco les quebraron los vidrios, todas ellas pertenecientes a la Línea 1 del Mexibús que circula de Ciudad Azteca a Ojo de Agua. Obviamente, el servicio de transporte masivo quedó detenido.

Al norte de la entidad, en el paraje Puerto de Chivos, entre Atizapán y Nicolás Romero, con el pretexto de inconformarse por el aumento de la gasolina, un grupo de encapuchados saquearon las tiendas Oxxo y Chedraui destruyendo los establecimientos. Los robos se detuvieron, según denuncias en redes sociales, después de una larga y sospechosa espera por elementos del ejército y la policía federal pero  la ausencia de la autoridad municipal y estatal.

El miedo se extendió hacia el municipio vecino de Naucalpan creando un ambiente de psicosis, exhortando a no salir a las calles, donde manifestantes realizaban protestas y bloqueos en la avenida Luis Donaldo Colosio en la colonia Loma Linda. También  Periférico Norte fue bloqueado a la altura de la avenida Primero de Mayo que comunica al Mexipuerto de Cuatro Caminos con la carretera México-Toluca.

En Tultepec vandalizaron una gasolinera y saquearon una tienda Súper K, en las zona limítrofe con el municipio de Cuautitlán; en la colonia Praderas de Tutitlán saquearon una gasolinera y una tienda de conveniencia “Extra” ubicada frente a Plaza Jardines; en Xonacatlán presuntos manifestantes saquearon Bodega Aurrerá, por lo que propietarios de comercios en el centro de la localidad cerraron ante el temor de ser saqueados.

En Tepotzotlán ciudadanos inconformes abrieron la caseta de la autopista México-Querétaro permitiendo el paso a los usuarios, sin pagar peaje. En Valle Dorado, municipio de Tlalnepantla, vecinos tomaron la estación de servicio de gasolina, que se encuentra sobre avenida de los Jinetes.

Finalmente, en la capital del estado, manifestantes bloquearon la carretera México-Toluca, el saldo fue cinco detenidos por la Policía Federal, posteriormente transportistas marcharon con rumbo al Palacio de Gobierno estatal  generando una mayor carga vehicular. Al momento se han registrado 46 detenidos por actos de rapiña en tiendas de autoservicios.

La furia desatada pronto tomó otro perfil porque grupos de choque fueron enviados por el gobierno federal para simular la violencia. La toma de casetas y bloqueos de gasolineras contrastaban con el método de los que robaron: las primeras, casi todas pacíficas y encabezadas por ciudadanos y organizaciones y por otra los asaltos a centros comerciales dirigidas por embozados de disciplina castrense mostraron que la perversidad del Estado no ha encontrado su límite. La mano más dura del gabinete de Enrique Peña Nieto mece una vez más la cuna que se le ha encomendado y el sello de Luis Miranda Nava, secretario de Desarrollo Social, muestra cómo se opera ante las contingencias. La violenta personalidad de Miranda Nava termina por utilizar a organizaciones como Antorcha Campesina para crear las condiciones idóneas: caos controlado desde la infiltración que justifique la entrada del ejército, permitida ya desde las modificaciones a la Ley Reglamentaria del Artículo 29, impulsada entre otros por el priista César Camacho Quiroz y que autoriza un Estado de Excepción derivado de perturbaciones graves y la consiguiente anulación de todas las garantías ciudadanas. El PRI sabe que perderá el Estado de México en las próximas elecciones pero también que para gobernar no necesita ganar ningún proceso. Al grupo político de Peña Nieto le basta con sembrar el terror y seguir aliado a las fuerzas de seguridad. Por lo pronto, lo único seguir es que la pérdida del Edomex representa olvidarse de la Presidencia de México.

En el escenario del desabasto de combustibles campea el aumento del precio de la electricidad en el sector industrial, de 3.2 a 4.5 por ciento, porque el gobierno federal ha decidido asumir el costo de las pensiones de la Comisión Federal de Electricidad beneficiando al Sindicato afín al PRI; la liberalización del precio del gas LP también aumentará su costo por tanque de 20 kilogramos, de 231 a 270 pesos; vendrá una cascada de aumento en los precios de los alimentos, transporte y bienes básicos, generando una espiral inflacionaria de pronóstico reservado si se concretan los dos gasolinazos más, previstos para el 4 y 11 de febrero y el inicio de incrementos permanentes a partir del 18 de ese mes.

La protestas ha comenzado a salirse de control, la violencia se asoma peligrosamente y la tentación gubernamental de imponer un Estado de Excepción se hace cada vez más presente para imponer una pax porfiriana. Si no se da marcha atrás al aumento de los precios de los energéticos por parte del gobierno, se avanzará en una espiral autodestructiva que abiertamente puede detonar la violencia que por largas décadas la oposición política electoral ha retardado. Y en ese escenario todos perdemos por culpa de la rapacidad del modelo neoliberal y las empresas multinacionales y la corrupción e incompetencia de la clase política gobernante.

México en llamas

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